13 diciembre 2005

Odio a las viejas, segunda parte

Ayer al medio día fui a comprar al Familia, que es un supermercado que se caracteriza por tener todo roto, muchas cosas sucias, y algunas cosas más baratas. Allí, entre la una y las dos de la tarde, te puedes encontrar con toda la flora y fauna del mundo del supermercado: la estudiante comprando varios tipos de frutas y verduras, los de la Coca Cola y la pizza de Casa Tarradellas para comer ese mismo día, la ama de casa genio del ahorro, el que sólo se compra un paquete de croasancitos, el matrimonio que compra, entre otras cosas, mucho fiambre, el que sólo compra un pack de cervezas, el que sólo compra vino, el estudiante que compra tomate Solís y cualquier variedad de pasta, la treintañera que compra en compañía de su único y carísimo hijo, y, por último y más importante, la vieja. Esa vieja que baja cinco veces al día al supermercado, que pasa dos horas escrutándolo todo, que conoce el supermercado al dedillo y todos los precios de sus productos preferidos. Esa señora que cuando llega a la caja estresa a la cajera comentándole que si se había acabado el detergente que compra ella, que si no volvieron a traer tal cosa que a ella le encantaba, que por qué volvió a subir el aceite, ¡cómo es posible que vuelva a subir el aceite, si antes de la última subida su precio ya era desorbitado!. Y la cajera, que cobra un sueldo que se le irá sólo en pagar la luz, el gas y agua, la mira resignada, como si de ella dependiera el oscilamiento de precios del petróleo a nivel mundial y todas sus posibles consecuencias, y le contesta casi disculpándose "es que ahora todo sube".

Pues esos dos últimos personajes de los que he hablado, la treintañera y la puta vieja, son las protagonistas de la historieta que viví ayer en el Familia. Sólo había una caja de cobro abierta y yo me incorporé a la inmensa fila que se formaba tras ella. Delante de mí tenía a la ya mencionada típica vieja, de no más de sesenta años (lo cual es un tanto peculiar), con un abrigo de piel de imitación y un carrito con cuatro cosas. Llegó una cajera y pidió que formásemos una fila EN ORDEN. Aquí tengo que añadir que no entiendo por qué, si la cajera no dice "en orden" se produce una avalancha descontrolada hacia la caja, como si sólo si nos dicen expresamente que la fila ha de ser en orden, perdieramos todo nuestro civismo y raciocinio.
En fin, siguiendo la historia, la vieja se puso al pie de la cinta deslizadora, y yo la seguí en el acto. Rápidamente apareció a nuestra izquierda una chica de unos treinta y pocos con un niño en los brazos, disculpándose porque había ido rápidamente a buscar nosequécosa. La vieja y yo nos fijamos que la treintañera había dejado un par de cosas en la caja recién abierta en previsión de que ésta se abriera proximamente, y nos quería aclarar que ella había estado haciendo cola delante de nosotras, pero que había aprovechado la espera para ir a coger corriendo ese nosequé que se le había olvidado, todo ello con un niño de unos tres años en un sólo brazo. La vieja miró a la cinta deslizadora con desprecio, a la treintañera con más desprecio todavía, y le dijo "aaaah!, lo siento mucho". Y pasó delante de la chica. Ésta se resignó y dijo "ah, bueno". Entonces me miró en silencio y yo le dije "pasa pasa, no te preocupes". Ella agradecida (insisto, con 15 kilos vivos sostenidose en su brazo derecho), pasó con SUS 3 PRODUCTOS y pagó.


Y yo me pregunto ¿pero qué cojones le importaba a la puta vieja que la chica pasara delante, qué puta prisa podía tener la jodida vieja si total en casa seguro que no la esperaba nadie para comer y además seguro que tampoco tenía tanto que hacer que lo que tenga que limpiar puede esperar 5 segundos más y no ocupa todo el tiempo de su vida; que la jodida vaca que se peina y se pone el abrigo de piel, aunque sea falso, para bajar al super tampoco es la persona más atareada del mundo, digo yo, que si estoy muy ocupada bajo al super en chandal y gracias, y mis pelos son dignos de una revista de divulgación científica? ¿Por qué todas esas viejas del pais que están completamente obsesionadas con el orden de la cola del supermercado, que si está muy llena se intentan colar de todas las maneras posibles, de escaqueo y descaradamente, no tienen apuro ninguno, se cuelan al niño, al anciano, al joven, al trabajador, al rico, lo importante es alcanzar la caja lo más rápido posible y nada ni nadie se lo va a impedir, ni con una sola botella de suavizante ni con el carrito de la compra más lleno de la historia, ellas intentarán salir de esa fila lo antes posible como si se tratase de una misión militar? Jodida vieja del supermercado, como me enervan tus prisas. ¿Pero a dónde vas?¿Es que tú estás más ocupada que todos nosotros?¿Es que los cinco minutos perdidos, sí, perdidos en la cola del supermercado son más importantes si son tuyos que míos? ¿Se te escapa alguien? ¿Te pesan más a ti las cuatro cosas que llevas en el carrito que las ocho que llevo yo colgadas en ambos brazos, incluida la bolsa de cebollas que llevo colgada del meñique? (NOTA: coged cesto o carrito, de verdad, aunque penséis que entrais sólo por tomate frito saldréis con al menos cinco cosas.)


La vieja salió por la puerta orgullosa, e inmediatamente nos miramos la treintañera y yo y la pusimos a caer de un burro. La chica añadió muy acertadamente que es paradógico que los viejos digan que los jóvenes somos todos unos maleducados. Y lo cierto es que, de encontrarte alguien amable (cosa muy poco frecuente, por cierto), probablemente no será un "mayor de sesenta y cinco".
Muchos insultos después, la cajera, que pesaba una bolsa de peras pacientemente, añadió: "Pues esto no es nada".
Y es fácil creer que tiene razón.

01 diciembre 2005

"Rubias vs Morenas"

Eso es lo que reza el jodido anuncio de Timotei. Me pregunto que puto publicista gilipollas sacó semejante eslogan de su chistera de subnormalidades.
El anuncio echa mano del mito de que las rubias son guapas, pero tontas, y las morenas listas, pero feas. Y alimenta un supuesto enfrentamiento entre sendos grupos (¿dónde están las pelirrojas y las castañas?). Bueno, yo no le daba importancia al anuncio de mierda, sobre todo porque creía que ya nadie pensaba eso, salvo el publicista retrasado que mencioné hace un rato. Pues parece ser que sí. Hay lerdas y lerdos que sí lo creen.
No sé de dónde sale semejante bulo. Sobre todo teniendo en cuenta que, al menos en España, el 70% de las rubias son teñidas (Nota: esta estadística es mía). Y es imposible que tu eventual color de pelo determine tus cualidades intelectuales. Que yo sepa, el tinte no se filtra por tu cuero cabelludo hasta tu cerebro. Y sobre las cuatro rubias naturales del pais, no tengo mucha información, son una especie en extinción. Sólo haz una estadística rápida: España es el pais europeo con menos rubios (despues de Grecia y Portugal, me imagino), y mira las idioteces que hacemos.




En fin, como me imagino que ahora mismo me estareis llamando de todo, os voy a poner una prueba. Sharon Stone tiene un cociente intelectual de 154. Como se aprecia en la foto, es una rubia de escándalo. Si no me crees, pincha aquí para ver su biografía.



Otra rubia guapa a la par que inteligente es Marilyn Monroe. No estoy muy segura de cual es su cociente intelectual, aunque un anuncio de la tele asegure que es de 164. Esto sería muy gracioso de ser cierto, puesto que rebentaría aquel mito según el cual Marilyn le habría propuesto a Einstein tener un hijo con el físico de ella y el intelecto de él, por lo que, según ella, "sería un niño perfecto". A lo cual Albert se negó alegando que si saliera con el físico de él y el intelecto de ella "sería desastroso".

El caso es que buscando información sobre Marilyn en internet, me topé con esta descripción:

La imagen de muchacha boba con que se le identificó a partir de sus películas, Marilyn Monroe la refutó en su vida personal. Cuando murió en su casa había unos 400 libros, entre ellos obras de Flaubert, Milton, Tolstoy y Steinbeck. En su residencia de Hollywood tenía reproducciones de Durero, Da Vinci y Fra Angelico y a la entrada de su departamento en Nueva York había un Toulousse-Lautrec. Se dice que le gustaba escuchar a Beethoven y Mozart, si bien aseguraba que su cantante favorito era Frank Sinatra –uno de cuyos álbumes había estado escuchando la noche en que murió–.


Yo no sabía quienes eran todos esos pavos, así que los busqué en el Google. Flaubert era un escritor francés del siglo XIX, de estilo realista. Milton fue el más grande poeta inglés, depués de Shakespeare. Tolstoy es el escritor ruso más famoso de la historia, autor de "Guerra y paz". Y Steinbeck es un escritor del siglo XX autor de "Las uvas de la ira". Vamos, que leer todo esto es igualito que leer el Hola.




Más datos a mi favor: hay estudios que confirman que no existe ninguna relación entre el color de pelo de una persona y su inteligencia. Es más, un estudio llevado a cabo en la Universidad Internacional de Bremen (Alemania) demostró que los prejuicios contra las rubias hacían mella en las capacidades de éstas. Probaron a mostrarle a un grupo de chicas rubitas chistes peyorativos hacia las rubias, y éstas obtuvieron peores resultados en sus test. Y es que por muy seguro que estés de ti mismo, oir cada día que eres estúpido acaba minando tu convicción.

Espero que por fin algún día haya igualdad entre las rubias y las morenas, y no sólo por obra y gracia de Fèria de Loreal.